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Mostrando entradas de marzo, 2023

Violines de la esperanza

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El miércoles pasado fui invitada al concierto ofrecido en el CCK como parte de la programación organizada para el III Foro Mundial de Derechos Humanos. El espectáculo en sí se trató de la obra llevada a cabo por el Proyecto Violines of Hope (Violines de la esperanza) basado en una colección privada de instrumentos de cuerdas (violine, violas y violoncellos) rescatados y recuperados de la II Guerra Mundial. Para este evento, de los más de cien instrumentos con que cuenta el proyecto, se trajeron ocho. Como todo acto oficial, contó con la palabra de autoridades varias, entre ellas, la del Ministro de Cultura Tristán Bauer. Debo reconocer que no estaba preparada para tantos discursos y como la actividad contaba con el auspicio de la Embajada de Alemania, también tuvimos que escuchar las palabras de su embajador en Argentina. Si algo me mal dispuso fue el doble rasero del señor Ulrich Sante que actualmente representa a un país que apoya a los nazi ucranianos; que firmó los tratados de ...

Dos alas

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Mi contextura es noble, firme, casi dura, aunque un mínimo raspón me deja una marca. Fui hecha con amor, el amor de un hombre que miraba a través de los ojos de su mujer. Algún día él la vio cosiendo y renegando por la falta de espacio, tomó nota, aunque no dijo nada, hasta que un día se sentó y dibujó unos planos: eran la expresión de cómo él me imaginaba. Trazó líneas, pensó mucho y un buen día salió a mi encuentro. Me eligió entre otras parecidas a mí, calculó espesor, fortaleza, resistencia y belleza. Luego me esperó hasta que otros hombres extraños me bajaron del camión. Me recibió alegre, con mucho cuidado me puso paradita en el patio y al día siguiente, por la mañana temprano, comenzó a trabajar sobre mí. Me cortó en tres, midió cada trozo, articuló uno con otro, me puso bisagras y me dio flexibilidad, me plegó una y mil veces hasta que le gustó cómo iban quedando mis brazos. Después me lijó, lustró y me puso sobre un pie antiguo al que previamente desoxidó y pintó de negr...

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Cuando la muerte de un ser amado se avecina, una teje y entreteje montones de fantasías de cómo será la vida por venir cuando todo sea irreversible. Se imagina un llanto vivo, de la mañana a la noche, un no poder vivir, una pérdida de la risa y el humor, un sufrimiento que no dejará ni respirar. Sin embargo, cuando finalmente llega ese momento, nada es como esas fantasías urdidas en medio de la incertidumbre y el miedo. La vida se presenta arreciando: los hijos, nietos, familiares y amigos siguen su existir, cumplen años, se besan en navidad y se desean feliz año nuevo, los compañeros continúan haciendo preguntas sobre tareas posibles y reuniones, se vencen la luz y el gas, hay que pensar en el supermercado o la comida de los gatos y perros o el riego de las plantas o cómo cumplir los compromisos adquiridos. Esa parafernalia de la vida en movimiento nos arrasa, sumerge, arrastra a una cotidianeidad ineludible, aplastante. Y es así porque la vida no se detiene como aquélla que ya no es...