LOS PRESENTES Cuando era chica, mi abuela paterna que era bastante cirupítica en su forma de hablar, solía decir de manera muy solemne: “vinimos a traerle nuestro presente” cada vez que llegaba a casa (de las pocas en que venía) para alguno de nuestros cumpleaños. De sus manos y las de mi abuelo recuerdo el “presente” habitual: un par de zapatos de cuero, Guillermina, con botón. Nuestra familia, mantenida con el sueldo de director de escuela de mi padre, vivía de manera bastante modesta porque, obviamente, nunca alcanzaba. Por eso, los zapatos de cuero eran un flor de regalo en ese contexto. Quizás como consecuencia del duelo que atravieso, este concepto de los presentes se me viene una y otra vez a la mente al mirar mi casa, mis muebles y mis estantes llenos de cosas de lo más variadas. Así, he llegado a la conclusión de que tengo un hogar repleto de presentes que me acompañan. Ninguno me acecha, simplemente, remiten a mi vida, a mis diferentes etapas. Desde uno de lo...